Agitando el cielo los truenos cantan una canción con graves rugidos. A las diez de la mañana se acerca una borrasca.
Un melancólico caracol se lanza a la aventura. Veloz alza los cuernos al sol. La sombra del cielo lo alerta del chaparrón. Se estremece. Nervioso corre de un lado a otro, lento, agitando su vacío morral donde se guarda cuando siente miedo.
El día se oscurece como sombra de un anochecer a las dos. Las nubes negras arrojan gotas, como agujas en un pajar, contra el suelo, a las tres. El agua moja la hierba. Moja las flores primaverales y las hojas. Algunas se cierran. Las hormigas se pierden dentro de sus volcanes laberinticos de tierra.
El débil caracolito esconde sus cuernos porque las centellas saltan y lo asustan. El caracol se lanza al asfalto sin quedar pegado. El agua lo ayuda a cruzar. Con prisa desliza cuerpo y casa por la calzada pavimentada.
25/04/2018 Sandy Torres