Que no se enteren los necios, ni los envidiosos, del aprecio que nos tenemos.
Es mejor hacerles creer que no hay amor entre los dos.
A los envidiosos hay que darles lo que nadie quiere con un poco de desprecio, y, medio, o más, de odio, será suficiente para mantenerlos contentos.
A los necios podemos derramarles cualquier versión de rabia en la cepa de su entendedera agujereada por la ignorancia extrema. Cuanto más mierda les demos, mejores sandios serán.
Pero que no se enteren de nuestro amor y de cuánto nos queremos: los despreciables sandios necios, ignorantes, envidiosos.
10/01/2021
